El humanismo y el
renacimiento a fines del siglo xiii, en Italia, hubo una reacción contra la
realidad medieval, un movimiento, que cobro vuelo en la literatura, engendrando
el llamado 'humanismo'. Los humanistas profesaron gran devoción por la antigüedad
y procuraban descubrir los modelos del arte en las abandonadas ruinas romanas,
y buscaban en los escritos clásicos en las bibliotecas monásticas.
1414: se encuentra un
ejemplar completo de la obra de Quintiliano, que influyo poderosamente en el
pensamiento pedagógico de los humanistas. Después, conocieron a los pensadores
griegos, especialmente Platón, en su lengua original. Cuando los griegos fueron
perseguidos por los turcos, emigraron a Italia llevando consigo importantes obras
de la antigüedad. Muchos enseñaron griego, otros copiaron manuscritos,
multiplicando el número de ejemplares de los textos. La invención de la
imprenta favoreció la difusión de las obras clásicas porque bajo el precio de
los libros, y estos estaban al alcance de muchos. La prosperidad económica de príncipes
y papas, que eran fervientes protectores de los hombres de letras, aseguro el
triunfo del humanismo.
Los humanistas fueron
descubriendo poco a poco, un nuevo tipo de formación humana. Descubrieron en las
literaturas griegas y romanas, la belleza formal, pero también el goce de la
vida feliz, natural y sana, el placer de una refinada civilización y la sabiduría
del vivir, alcanzada con la cordura y templanza propias de un término medio, en
contraste con el espíritu medieval. Vivir bien, sin complicaciones, gozando de
la vida es una técnica habilidosa.
El ideal, es llegar al
funcionamiento completo y perfecto de todas las potencialidades de la
naturaleza humana. Llegar a ser perfecto, consiste en ser sano y hábil, de espíritu
y cuerpo, sin perder una sola oportunidad de alcanzar un armonioso desarrollo
en este rico y pletórico mundo desde el punto de vista pedagógico, los
caracteres generales del humanismo son -intelectualismo y formalismo: el
objetivo de toda actividad pedagógica, está basado en el estudio de las
humanidades, lenguas clásicas (latín y griego) y más tarde del hebreo. el ideal
es imitan a los grandes estilistas latinos. Hay una preocupación por alcanzar
la pureza del lenguaje, derivando en un culto excesivo por las formas, en
detrimento del contenido. La ciceroniana, es la imitación de los clásicos y en
particular, del modelo más perfecto de la oratoria, cicerón.
-espíritu crítico y polémico:
los primitivos humanistas procuraron descubrir, los mejores códices de los
escritos de la antigüedad. Las copias del mismo libro, a menudo, diferían entre
si por errores de copistas, y era necesario compararlos para restaurar el texto
primitivo. Otras veces, estas copias solo reproducían traducciones de los
originales, entonces había que verificarlas, lo cual conllevaba la necesidad de
aprender latín, griego y hebreo. Las palabras cambian de sentido con el tiempo,
entonces también había que estudiar la historia y geografía de la antigüedad, reconstruyendo
el medio donde se habían creado las obras. Los textos clásicos, despertaron el espíritu
de reflexión, observación, crítica. Desde el punto de vista pedagógico, se
critica y reacciona violentamente contra la educación del periodo anterior. Los
teóricos de la educación, con más entusiasmo que precisión, indican con ardor
los fines a alcanzar, pero no los medios a emplear. Dicen de emancipar el espíritu
pero se olvidan de encauzarlo.
-educación aristocrática
individualista: según el humanismo, el hombre tiene conciencia de su propio
valor, que a veces se trueca en orgullo y osadía, en voluntad de poderío y espíritu
de aventura. Los hechos y sentimientos personales se consideran suficientemente
interesantes para despertar el interés de todos. Con el mayor poder del dinero
y el comercio, quienes Vivian de ello pasaron a tener mayor prestigio, poder
social y político. Ya no interesaba tanto servir a dios en la caridad
cristiana. Ahora importaba más lograr la prosperidad. Ahí entra en juego a formación
del príncipe o cortesano, pues se tendía a instruir a una sola clase social, la
aristocrática. Por eso hay un profundo abismo entre la instrucción y la vida,
entre la escuela y el pueblo.
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